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PSICOLOGÍA ASTROLÓGICA

A diferencia de la mayoría de psicologías que parten de los cuadros patológicos, la psicología astrológica parte de un concepto de ser humano orgánico, autoregulado y, por lo tanto, subjetivamente sano.

Las actividades de enseñanza de psicología astrológica y de asesoramiento o terapéuticas mediante psicología astrológica tienen una motivación muy clara: incrementar la capacidad de aprendizaje de la persona y estimular su propio pensamiento evitando ofrecerle recetas y soluciones prefabricadas. En otras palabras, se trata de poner a disposición de la persona una herramienta eficaz que la ayude a conocerse a sí misma. El autoconocimiento se traduce directamente en más libertad, creatividad y alegría de vivir.

Una de las características más importantes de la psicología astrológica es el enfoque holístico (global) de los problemas del ser humano. Esta particularidad no sólo se tiene en cuenta en el modelo conceptual psicológico sino también en la selección y la utilización de las técnicas astrológicas.

La metodología empleada debe satisfacer la exigencia básica de que todas sus partes armonicen de forma complementaria entre sí. Así pues se trata de un método integrado y completo (lo cual no significa que esté cerrado a nuevos desarrollos y perfeccionamientos). Ésta es la razón de que se haya descartado la inclusión de técnicas de astrología tradicional que, si bien desde el punto de vista lógico pueden ser válidas por sí mismas, dentro de la globalidad de la metodología serían difícilmente integrables y quedarían como partes aisladas. Estas técnicas pueden disminuir la libertad y la independencia del ser humano, o producir un «efecto lupa» y, de este modo, distorsionar las proporciones de la imagen del ser humano.

Las técnicas utilizadas son fundamentalmente técnicas de predicción, tanto clásicas como modernas. Estas técnicas, que sin duda funcionan de forma puntual, normalmente formulan los acontecimientos como algo que nos viene desde el mundo exterior. En cambio, la psicología astrológica sostiene que, en realidad, las fuerzas que determinan cómo se perciben de forma subjetiva los acontecimientos externos, cómo se experimentan, cómo se valoran y cómo se responde a ellos son las experiencias o vivencias del mundo interior de la personalidad. Estas experiencias del mundo interior pueden trazarse y comprenderse mediante una técnica denominada progresión de la edad. La progresión de la edad o punto de la edad es una especie de reloj que se pone en marcha en el momento del nacimiento de la persona y avanza por el horóscopo indicando cómo la persona se interesa por las distintas áreas de su horóscopo en el transcurso de su vida y cómo, de esta manera, va conformando su carácter.

 

Elementos Primarios

En la selección de los medios técnicos también ha influido considerablemente una importante exigencia orgánica: la simplificación. Uno de los rasgos principales del intelecto del ser humano de hoy es el pensamiento causal lógico-lineal: un pensamiento que funciona de forma esencialmente analítica. 

Este tipo de pensamiento tiende a la descomposición del todo en sus partes, esto es, a la concentración en los detalles y a la pérdida de la visión global. El empleo de un gran número de técnicas no resuelve los problemas de interpretación: en realidad, complica más la interpretación. En astrología, muchas veces se enseña que una interpretación es correcta sólo si se puede confirmar con varias técnicas diferentes. En cambio, el principio de la psicología astrológica es totalmente opuesto: si se utilizan varias técnicas para obtener claridad, indica que no se han aprovechado suficientemente los medios primarios. 

En este sentido, en psicología astrológica, los elementos primarios están claramente delimitados: son los mencionados por Ptolomeo, que pueden clasificarse en cuatro niveles:

Características

Del horóscopo como requisito necesario para la percepción sensorial de la singularidad del horóscopo y sus proporciones. Cada uno de los elementos (niveles) mencionados antes tiene su propio espacio asignado en el dibujo y, además, se emplean colores que permiten obtener rápidamente una visión global de la distribución de cualidades.

La experiencia de muchos años ha permitido ha permitido ir reduciendo cada vez más la formulación del significado de los símbolos planetarios hasta llegar a sus contenidos esenciales, de forma que ya no se producen solapamientos entre las definiciones planetarias. Esto ha sido estrictamente necesario para poder realizar la investigación, de lo contrario se producían imprecisiones que imposibilitaban la obtención de resultados claros.

La interpretación de los aspectos individuales se ha mostrado problemática: la aplicación secuencial de las definiciones de los aspectos puede plantear incongruencias e incluso contradicciones irresolubles en la interpretación. Por lo general, un planeta no recibe un sólo aspecto sino que está unido a dos o más planetas mediante varios aspectos. Estos aspectos deben interpretarse como unidos puesto que los aspectos individuales que forman parte de una figura se influencian mutuamente.

Pero fusionar conceptualmente las diferentes interpretaciones individuales de aspectos es algo prácticamente imposible. La solución de este problema está en la consideración del hecho de que las figuras de aspectos (figuras triangulares, cuadrangulares y de más ángulos) tienen su propio significado independientemente de los planetas. Las figuras actúan a modo de supraconcepto para los planetas contenidos en las mismas. Por eso, en psicología astrológica, el horóscopo se interpreta fundamentalmente a partir de la estructura de aspectos. Los planetas, los signos y las casas se interpretan en un segundo nivel como órganos de ejecución y áreas de actuación. De esta manera, la interpretación ofrece una imagen proporcionada de la persona (una imagen global del carácter).

La interpretación de los aspectos individuales se ha mostrado problemática: la aplicación secuencial de las definiciones de los aspectos puede plantear incongruencias e incluso contradicciones irresolubles en la interpretación. Por lo general, un planeta no recibe un sólo aspecto sino que está unido a dos o más planetas mediante varios aspectos. Estos aspectos deben interpretarse como unidos puesto que los aspectos individuales que forman parte de una figura se influencian mutuamente.

Pero fusionar conceptualmente las diferentes interpretaciones individuales de aspectos es algo prácticamente imposible. La solución de este problema está en la consideración del hecho de que las figuras de aspectos (figuras triangulares, cuadrangulares y de más ángulos) tienen su propio significado independientemente de los planetas. Las figuras actúan a modo de supraconcepto para los planetas contenidos en las mismas. Por eso, en psicología astrológica, el horóscopo se interpreta fundamentalmente a partir de la estructura de aspectos. Los planetas, los signos y las casas se interpretan en un segundo nivel como órganos de ejecución y áreas de actuación. De esta manera, la interpretación ofrece una imagen proporcionada de la persona (una imagen global del carácter).

Determinado por las posiciones del Sol, la Luna y Saturno en el horóscopo, muestra la experiencia subjetiva del niño en lo referente a la relación con sus padres o, en su caso, con las personas o instituciones que, a modo de sustitución, hayan desempeñado este papel. Permite comprender el tipo de unión con el padre y con la madre, así como posibles trastornos en la relación con el otro sexo que pueden exteriorizarse en problemas de relación de pareja. Aquí se encuentran también las verdaderas raíces de la relación personal con el poder y con la sociedad.

De estas mismas posiciones también se deduce el modelo de roles de la personalidad en el adulto. La identidad y la integridad de la persona en sus tres niveles (mente, emociones y cuerpo) se van formando en la infancia sobre la base de la experiencia del modelo de familia (roles de padre, madre e hijo). Esto puede deducirse de las posiciones del Sol, la Luna y Saturno en el horóscopo, y de los aspectos entre ellos.

En psicología astrológica se suele trabajar con tres horóscopos: el horóscopo base o radix, el horóscopo de las casas y el horóscopo del Nodo Lunar. Este último incorpora la dimensión del inconsciente que Jung describió como «sombra».

Las técnicas utilizadas son fundamentalmente técnicas de predicción, tanto clásicas como modernas. Estas técnicas, que sin duda funcionan de forma puntual, normalmente formulan los acontecimientos como algo que nos viene desde el mundo exterior. En cambio, la psicología astrológica sostiene que, en realidad, las fuerzas que determinan cómo se perciben de forma subjetiva los acontecimientos externos, cómo se experimentan, cómo se valoran y cómo se responde a ellos son las experiencias o vivencias del mundo interior de la personalidad. Estas experiencias del mundo interior pueden trazarse y comprenderse mediante una técnica denominada progresión de la edad. La progresión de la edad o punto de la edad es una especie de reloj que se pone en marcha en el momento del nacimiento de la persona y avanza por el horóscopo indicando cómo la persona se interesa por las distintas áreas de su horóscopo en el transcurso de su vida y cómo, de esta manera, va conformando su carácter.

Louise y Bruno Huber

La metodología y conjunto de técnicas que a día de hoy son utilizadas por la Psicología Astrológica, fueron investigadas y desarrolladas inicialmente por Bruno y Louis Huber, fundadores del A.P.I. las siglas del Astrologishes Psychologishes Institut en Adliswil, Suiza (1962-2012).

Bruno y Louise Huber dedicaron su vida a la investigación, desarrollo y aplicación de la Psicología Astrológica. Más de 50 años de investigación intensiva centrada en el asesoramiento y terapia psicológica permitió a Bruno y Louise Huber, entre otros, estructurar una forma de psicología astrológica que ofrece un nuevo modo de interpretar una carta natal, examinando y dando significado a los niveles de la vida humana, desde el núcleo central de la psique hasta el entorno en el que vivimos.

Louise Huber
10/05/1924 – 13/01/2016

Bruno Huber
29/11/1930 – 03/11/1999